Entonces una ola de duda la invadió, se le
acelero el corazón y se puso tensa, ella no era “el terror de las cuatro estrellas”
ni siquiera llegaba al título de bruja, seguía siendo una aprendiz, una
aprendiz que había tenido que tomar el mando, y que ahora ostentaba un título o
muchos títulos que nunca se había ganado; el miedo la invadió por completo, no
supo qué hacer, le temblaron las manos, un escalofrió le recorrió el cuerpo, de
pronto se dio cuenta de que había algo atrás de ella, algo que le miraba; dio
media vuelta y su pesadilla apareció, aquel sueño que la había empujado al
bosque, aquel rostro que le había prometido un castillo y su felicidad, se le
corto la respiración, se puso pálida, quiera correr, huir de esa habitación, ya
no se sentía poderosa, ahora solo era una niña indefensa escondida tras una
corona falsa.
-¿Qué quiere? ¿Por qué ha venido? Después
de todo este tiempo ¿Cómo es que usted aparece así de la nada? ¡No le daré mi
corona! ¿Oyó? Me costó mucho trabajo mantenerla en alto, y no se la regalare
por que a usted no le debo nada, ¡nada! ; Yo sola tuve que salir adelante, yo
tuve que guiar a una nación de ignorantes y barbaros, ¡Yo fui la que continuo
con lo que usted dejo sin aviso! ¡Usted no tiene por qué estar aquí y le
sugiero que se vaya!, ahora-
-Oh mi pobre niña- dijo la terrible
bruja-tienes razón, tienes toda la razón, yo no tengo porque estar aquí, lo
estás haciendo muy bien, ya los tienes acorralados, ellos ahora disfrutan de su
victoria, y tu solo estas a la espera del momento preciso para aplastarlos y
humillarlos-
-¿Ah sí?- no podía respirar, pero su mente
comenzaba a atar cabos y buscaba desesperada una salida de aquella situación
-Sí, así es, ya tengo la carta que querías,
me quedo bastante bien, tiene mi toque personal, pero es algo que tu dirías-
-¿Cómo supo que quería una carta?- pregunto
mientras su mente asimilaba todo: número uno, la bruja tenía razón, ella tenía
un ejército bien entrenado y bastante fuerza para poner fin a todo con una sola
guerra y ya solo faltaría perseguir a los que se revelaran después de eso; dos,
la buja la había estado observando todo el tiempo y nunca había corrido a
ayudarla eso podría significar que de verdad lo había hecho bien o que solo se
había estado burlando de ella; tres, la bruja planeaba algo y una vez más el
Ángel seria solo una herramienta; igual todo indicaba que aunque habría una
terrible guerra, seguramente la Gran bruja aparecería como heroína cuando todo
se cayera en pedazos.
-Mi niña, ¿Crees que te dejaría sola? Yo he
estado vigilando desde que te deje, sé que fue mala idea, pero tenía que
hacerlo, hay muchas tierras que tú no conoces y alguien debía encargarse de
ellas-. “Mentira”, pensó el Ángel, ahora estaba molesta y comenzaba a imaginar
una solución para todo, esto consistiría en hacer que la Bruja se quedara con
ella todo el tiempo, la encerraría y pediría una audiencia con las “estrellas”,
entonces les entregaría a la Bruja para que todo se resolviera y esa terrible
mujer pagara por todo lo que había hecho. –Sabes que mi esposo y yo te
queríamos mucho-. “Oho”, problema a la vista, ella tenía una ayuda y podía ir y
estropearle el plan, a menos que él nunca se enterara de lo que paso con la
bruja. –Enciende una vela cariño, aquí hace frio-. Una vela, perfecto, mejor
iluminaria todo con su pincel, creando así una burbuja a prueba de mirones y
así nadie podría ver qué ocurre ahí con o sin magia; el Ángel levanto su pincel
y toda la habitación se lleno de luz y calor.-Perfecto, veo que controlas muy
bien el pincel, supongo que eres mejor de lo que creía-
-Gracias- “otra mentira” pensó, la sangre
le ardía por dentro y amenazaba por quemarle la cabeza, la Bruja la había
subestimado.
-Bien, pues te decía que estoy muy
orgullosa de lo que has hecho, supiste muy bien qué hacer en mi ausencia, y
manejaste con buenos resultados la pequeña intromisión de las niñas-
-¿Pequeña?- el Ángel ya estaba calmado, había
tomado una decisión, mataría a la bruja y dejaría que el fuego azul la
consumiera, así no quedaría nada; en ese momento su valor volvió, ahora podía
cuestionar a la Bruja sin problemas- Casi me destruyen, una puede hablar con el
viento, la otra domo al dragón más terrible del océano, el novio de la primera
mato a un troll en medio de la noche prendiéndole fuego con sus manos, solo con
sus manos; y su amigo, novio de la segunda niña, pudo comunicarse con los
basiliscos ¡Y usted cree que es solo un pequeña intromisión? ¡Estamos al borde
de perderlo todo, por si no se ha dado cuenta, y usted aparece solo con una
carta en las manos! ¿Es enserio?-
-Mi niña, es que tu lo ves demasiado
complicado, ellas se ahorcaran solas, es lo que los humanos hacen, mira enviaremos
esta carta y todo será mejor, tendrás tu batalla y ganaras, entonces podrás
viajar conmigo, estoy en la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, eso te
ayudaría mucho- la bruja saco su largo pincel y con un solo movimiento apareció
una pequeña arpía que tomo el rollo de papel que traía la bruja y salió volando
por la ventana –Listo mi niña, las humanas, como tontas criaturas que son,
tomaran una decisión imprudente y mañana caerán en tus manos- el Ángel ahora si
estaba molesta, ¿Cómo se atrevía esa horrible buja a decir que la raza humana
era tonta?; preocupada vio como el arpía se alejaba en la ventana, no lo
resistía más, acaricio el pincel con su dedos y una ráfaga de furia la invadió
–Primero, no me vuelva a decir “su niña”, y segundo, ya no creo más en sus
asquerosas promesas-
-¡A mí no me vas a hablar así! ¡Ah!-
Fue lo último que dijo, pues el Ángel le
había disparado con su pincel un chorro de lava ardiendo, y después dejo que el
odio la invadiera para que un potente fuego azul consumiera a la Bruja, el odio
fue tanto que la bruja se consumió en menos de un minuto, y el Ángel cayó
rendida al piso y soltó a llorar, luego corrió a la ventana con las lagrimas
empañándole la vista, no vio a la arpía, no podía detener la entrega de la
carta; lloro más fuerte, ella ya no quería una guerra, ni siquiera sabía lo que
decía el mensaje, y ahora ese mensaje se entregaba a su nombre, a un nombre que
ni siquiera era suyo; ¿Que iba hacer? Se preguntaba desesperada, ¿En que se
había metido? Y todo por un maldito sueño.
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