8 oct 2012

Y lo mejor de todo es que lo soñé

Formaba parte de un grupo de exploradores. Eran tres arqueólogos  dos hombres y una mujer, ; un cocinero, un traductor, nuestro patrocinador, sus  dos asistentes, Santiago y Kaly Broke; Harry un joven pasante de la universidad y una doctora llamada Helen que era muy delicada. Yo era amiga de el arqueólogo y su asistente personal, en si no era más la que revisaba sus cuentas, organizaba sus agenda y trataba de mantener limpia su casa, ademas de recoger la tintorería.
Nuestro patrocinador era un joven excentrico y millonario, apenas tenía veinte años pero había heredado una cuantiosa herencia que junto con intereses y algunos negocios que se dedico a hacer le habían hecho multimillonario de la noche a la mañana. Eso y su fanatismo por Indiana Jones y peliculas de cruzadas y tesoros perdidos le hizo buscar a tres arqueólogos que quisieran embarcarse en una misteriosa búsqueda con un pergamino como mapa que decía la ubicación exacta de un objeto muy pequeño pero, según el pergamino, muy poderoso.
Ese viaje fue el resultado de mi primer error que fue dejarlo conservar el pergamino, hace unos años hubiera sido más facil quemarlo o esconderlo donde jamas lo buscaran; pero obviamente era inexperta y crei que la inundación sería suficiente, ahora me doy cuenta de que no fue así, pues no solo el pergamino sobrevivio, tambien la  arqueologa y el traductor se salvaron, por razones que desconozco tuvieron un hijo y ahora el quería terminar lo que sus padres empezaron.
Aún recuerdo ese año, fue la primera vez que yo salía en una misión de esa clase y me sentía muy honrada, trate de ser lo más cuidadosa que se podía y la mayor parte del plan salío sin contratiempos; claro que lo del pergamino fue porque no se me paso por la cabeza que la gente podía ser a veces muy precavida, y por otro lado no contaba con que el traductor supiera nadar.
Ese viaje inició con la llegada del equipo y mi contratación como traductora , tenía apenas doce años pero ya hablaba cinco idiomas, aunque ellos solo sabían que hablaba dos, pero aun así fue una gran ayuda el no pedir un gran sueldo. No recuerdo muchos detalles de la travesía, pero aún tengo grabado en la mente la cara de los expedicionistas al ver la biblioteca y mis nervios por la posibilidad de que vieran la entrada. El problema se desato cuando el polvo aluicinojeno que estaba en los libros no hizo su efecto porque ya tenía mucho tiempo, se supone que los libros donde se encontraba ese polvo descansaban en una e las mesas de forma tentadora para que todos los examinaran; lo del polvo no fue culpa mía, sin embargo en seguida me di cuenta de que algo andaba mal cuando llegó la noche y todos seguín en su juicio, sin ver elefantes rosas o tener intenciones de volar como pájaro. La peor sorpresa fue a la mañana siguiente cuando encontraron la trampilla en el piso, por suerte no tenía equipo de buceo para entrar por que la trampilla daba como a una cueva llena de agua, aún así no querían quedarse con la ganas de bajar a investigar; lo de la trampilla tampoco fue mi culpa, eso le tocaba a mis superiores que por cierto ni notaron que los arqueólogos la habían encontrado, y hay que admitirlo esas personas sabían lo que hacían y eran muy buenos en su trabajo, no dañaron nada ni dejaron huellas de su trabajo; por eso tuve que hacer que un mono se atorara dentro de uno de los jeeps para crear una distracción.
En cuanto vi que nadie me prestaba atención me metí por la trampilla directo al agua, y todo mi cuerpo sintió un consuelo al momento en el que el frío liquido me recorría la piel pues mi ropa me aclaroraba, era como un traje árabe y estaba cubierta de pies a cabeza, así se escondía mi cabello y las marcas en mi cuerpo, pero eso es otra historia, el punto aquí es que después de respirar y disfrutar del agua me sumergí para encontrar el pasaje que llevaba a la entrada de la ciudad; cuando al fin el agua comenzó a disminuir subí por unas escaleras talladas en la roca, me encontraba en una encrucijada de veinte pasillos diferentes que parecían iguales y totalmente obscuros, eso lo conocía de memoria así que no dude en pasar por el pasillo número cuatro de izquierda a derecha y seguir con mi camino aunque no hubiera ni rastro de luz, camine rápido por lo que parecía obscuridad completa pero al fin se puso claro y llegue al salón donde estaban las diferentes puertas que conducían a varios lugares de la cuidad; el guardia que me recibio me ayudo a quitarme la ropa que traía mojada, suerte que abajo se encontraba mi vestido amarillo  a prueba de agua porque así no tendría que cambiarme; me arregle el cabello y pedí permiso para ver al consejal, supongo que mi cara se veía llena de preocupación porque el guardia no se molesto en preguntarme para que quería la audiencia y se limito a ponerme una flor en el cabello, eso para las mujeres de mi ciudad era simbolo de que eramos solteras, y después de eso piso una piedra en el suelo y está activo los tres escalones que conducian hacía una puerta se separaron de la pared y dieron pasó a una entrada que conducia hacía abajo.
seguí mi camino y llegué a la sala donde el consejal esperaba; otra chica llegó en ese momento y se inclinó ante la silla del consejal, yo me puse a un lado de ella e hice lo mismo; el consejal la dio la palabra a la otra chica y esta expuso su caso, algo acerca de un ladrón que había saqueado varias casa, luego el consejal escribió algo en un pergamino y se lo dio a la chica con instrucciones para ser entregado, finalmente la chica salio y llegó mi turno de hablar y solo tuve que decir cuatro palabras : han descubierto la entrada.
El consejal se levanto y comenzó a dar ordenes a los guardias para que el problema se solucionara.
Cuando yo salí mi equipo tenía problemas  con unos bandidos que los acorralaron en unas ruinas que creaban una especie de fosa; yo solo tuve que tirar de una palanca y la compuerta se abrió, ese era para lo que se había construido esas falsas ruinas, un pasaje dejaba correr el agua desde la presa construida más arriba y todos los que estuvieran en la construcción pasarían a mejor vida. Pero no fue así, sin saber como el traductor y una de las arqueólogas sobrevivieron y conservaron el pergamino, regresaron a la civilización y tuvieron un hijo que ahora se encargaba de termina lo que sus padres habían empezado.

EL arqueólogo para el que trabajaba se llamaba Leonardo Gress; no estaba casado pero tenía una amiga que vivía con él desde que iban a la universidad, la mujer se llamaba Catlyn y aunque no existia ningun romance visible entre ellos, yo sabía por pura intuición que ambos se deseaban uno al otro e incluso podían llegar a parecer esposos, ya sea por su forma de tratarse o por como llegaban a tratarme, pero cada que nos presentábamos en alguna reunión nos creían familia.
Yo llevaba un par de meses como su asistente personal y me había encargado de que su trabajo sobresaliera en varias revistas con el fin de llamar la atención del dueño del pergamino; aunque Leonardo ya era importante en varios institutos, pero la fama no era lo suyo y si quería conseguir el pergamino lo que necesitaba era un arqueólogo famoso, aunque no fuera muy rico, claro que la excentricidad era lo suyo y no fue feliz en ningún departamento hasta que encontró un petnhouse de renta baja, donde todo era muy antiguo y daba el aspecto de terrorífico, pero supo iluminar bien los espacios y Catlyn y yo podíamos estar ahí tranquilas.
Como su asistente personal tenía el control de su correo electrónico y esa fue la ayuda que necesitaba para llegar al pergamino. Todos los días en la página de arqueología del instituto donde Leonardo trabajaba se ponían anuncios, así que en todo momento vigilaba la página en busca de algún indicio, cuando apareció  Saqr Indar, el joven millonario y actual poseedor del pergamino; el solicitaba un traductor de símbolos mayas y alguien que fuera experto en las culturas de Sudamérica  el anuncio pedía con urgencia la traducción del pergamino e incluía la foto de la parte superior de esté, claro que nadie le explico al joven que el pergamino tenía de maya lo que el pacifico tiene de dulce, pero aun así le mande la respuesta a sus solicitud desde el correo de Leonardo junto con su curricular; Indar quedo encantado con la información y se contacto con Leonardo por teléfono  y esté se puso tan feliz por la propuesta que nos llevó a cena a Catlyn y a mi para celebrar y agradecerme el favor.
El resto fue pan comido; Indar y Leonardo se citaron para hablar y así llegaron al contrato, luego Leonardo tradujo el pergamino para Indar y en seguida llegaron a la fecha para el viaje; yo no tuve que encargarme de gran cosa porque Indar era muy desconfiado y no quiso que nadie moviera nada sin su concentimiento, asi que él se tomo el trabajo de llenar formulas y sacar permisos, incluso él mismo compro los boletos y mando el taxi a nuestro edificio a recogernos. Al verme librada de todo ese papeleo pude tomarme buen tiempo para preparar nuestro equipaje y dejar varia instrucciones para Catlyn que incluían el pago de la luz y la comida para "pato", el pez japones con sobrepeso que ocupaba una enorme pesera llena de corales en el estudio, pero en mi opinión tenía muchas suerte o mucha fuerza para sobrevivir a Leonardo pues no había conocido a una persona más olvidadiza que él.

Mi maleta no era la gran cosa ya que me habían enseñado desde muy pequeña a cargar solo con lo necesario  así que preferí cargarla en la silla de mi caballo con lo que disminuía la carga de las mulas que tenían el resto del equipaje pues ya con las maletas de la doctora era más que suficiente
. Por si fuera poco, Helen, la doctora, no dejaba de quejarse por el clima y los insectos, con lo que me hacía comenzar a perder los estribos.
-Hubiéramos venido en septiembre, así los  insectos no nos atacarían-decía con su tono meloso que tanto me irritaba
-No porque en septiembre el clima varia mucho-trataba de explicar el otro arqueólogo
-Entonces en diciembre, así siempre habría frió y ese sería el único problema- volvía a reclamar y yo contaba hasta diez mentalmente para calmarme y evitar que me lanzara sobre su cuello y la estrangulara, y es que después de cuatro días así ya no solo me enojaba, ahora también tenía intenciones de colgarla de los pies y torturarla.
 Por fin llegamos a la primera marca y las quejas cesaron.

La marca era en si una enorme piedra circular medio tapada por un árbol q poco a poco había crecido encima; tenía un único grabado q representaba una espiral de cuatro círculos lo que significaba q justo por debajo se encontraba un rio subterráneo sagrado y no se podía escavar ahí. Claro q los arqueólogos no tenían idea y en cuanto llegamos se pusieron a tomar fotos, sacar medidas, tomar muestras y un montón de cosas que hacen los humanos; Indar prefirió explorar la zona, su camisa blanca se le pegaba al cuerpo a causa del sudor y se veían el contorno de sus musculos, supongo que para Kelly eso era atractivo, pero a mi me causaba cierta consternación ver como un hombre cuidaba tanto de su aspecto; la doctora por su parte prefirió retocar su maquillaje, otra costumbre que me parecía totalmente absurda, pero por otro lado eso la mantenía callada y no iba a permitir que nada la distrajera si con eso cesaban las quejas. El cocinero decidío q era momento de un almuerzo y empezó a sacar panes y especias, la verdad ese cocinero me asombraba, parecía poder sacar una comida deliciosa incluso de una piedra; por él tampoco me iba a preocupar, y Kelly y santiago estaban muy interesados en el descubrimiento de la marca para necesitar de mi atención;el único que me tenía consternada era el traductor, era un hombre muy rudo que parecía criado en la selva por lobos, su cara estaba llena de cicatrices y tenía una mirada muy extraña, vestia como si con su atuendo tratara de mezclarse con la selva: pantalón cafe tierra, camisa café y una chamarra camuflageada; sin embargo no era su apariencia lo que me desconcertaba, si no su manera de hablar, era como si fingiera su voz todo el tiempo, y yo sabía bastante de actuación para notar su falso acento latino y parecía que se le escapaban unas expresiones en frances; pero ahora él estaba muy interesado en el árbol que cubria la piedra y en todo lo que hacían los antropologos que no se percato de mi presencia.
  Amarre mi caballo a una rama y me aleje un poco hacía el lado contrario de la piedra, tenía intenciones de llamar a alguien de mi pueblo, es un método muy sencillo pero efectivo, consiste en encontrar un árbol al que solemos llamar "árbol telefono" porque si golpeas su corteza se escucha el sonido por varios kilometros; sin embargo cuando encontré el árbol una voz me habló.

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